martes, 9 de junio de 2009

Fernando García Roel

* Revista Integratec

Un hombre visionario

La huella imborrable de un hombre de familia, comprometido, honesto, puntual y con
un gran sentido del humor, fue la que dejó el ingeniero Fernando García Roel tras su
muerte el pasado mes de febrero.

Rector del Tecnológico de Monterrey de 1960 a 1984, el ingeniero García Roel fue un hombre de sobrado compromiso. Su visión emprendedora lo llevó a diseñar y promover el modelo multicampus que actualmente opera en la Institución.

Este crecimiento fue evidente: Cuando el ingeniero García Roel asumió su cargo, el Tecnológico de Monterrey tenía tres mil 952 alumnos, al jubilarse, en 1984, la Institución contaba con 30 mil 254 estudiantes en 23 ciudades.

Bajo su dirección y con el respaldo de don Eugenio Garza Sada primero, y de don Eugenio Garza Lagüera, después, emprendió el proceso de expansión. El primer
campus fue el Campus Guaymas en Sonora. Años más tarde, también durante la dirección del ingeniero García Roel, se fundaron la Escuela de Graduados en Administración
del Tecnológico de Monterrey –antecesora de la EGADE– y la Escuela de Medicina.

Su entusiasmo por integrar la tecnología en los sistemas de enseñanza, lo motivó a crear el área de computación –primera en Latinoamérica– y a iniciar los primeros
programas de intercambio con Estados Unidos. Asimismo, se enfocó en apoyar la investigación en alimentos y la carrera de medicina, hoy convertidas en pilares de la
Institución.

Originario de Monterrey, Nuevo León, el ingeniero García Roel llegó al Tecnológico de Monterrey en 1945 como profesor de matemáticas,y 15 años después, asumió la
rectoría de la Institución.

Como profesor y rector, las anécdotas son muchas. EXATEC,profesores, consejeros, en todos, dejó una huella.

Durante el homenaje que se rindió en su honor en el Campus Monterrey, el EXATEC, Juan Fernando Perdomo Bueno (ISC’77)recordó: “No es mentira que el ingeniero siempre fue puntual y comprometido con su responsabilidad de profesor; excepto claro,
cuando arribó al mundo su primogénito Fernando, en horario de clases. Para evitar que esto se repitiera, relatado por su inseparable esposa Laurita, el nacimiento de
Héctor, su segundo hijo, fue programado a las nueve de la noche; una hora en la que no interrumpía su quehacer docente”.

Como ésta, un sin fin de historias acompañan el recuerdo del ingeniero Fernando García Roel. En los pasillos y las aulas, su huella está presente.

Siempre leal al Tecnológico de Monterrey y a su inseparable esposa y colaboradora Laurita, don Fernando García Roel será recordado como un hombre visionario, de gran
calidad humana y de un inigualable compromiso con la educación del país. Descanse en paz.

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